Tu cara eyacula lágrimas desde mi cuello uterino
mientras
tu músculo se enerva imponente,
¿nos hemos visto antes?
Y si no es así,
quédate.
Haz que mis sentidos se desangren una y otra vez,
hasta que tu aliento se confunda con los gritos de mi garganta.
Hasta que en mis ojos solo se refleje la curvatura de tus labios,
por los que me vuelvo loca,
y se agranden extasiados,
esperando el temblor de tu cuerpo.
0 comentarios:
Publicar un comentario